8 de noviembre de 30 – 27 de enero de 98
La carrera política de Nerva es bastante desconocida y tenía escasas posibilidades de llegar a emperador, por lo que, hay quien afirma que éste estuvo implicado en la conjura contra Domiciano. Nerva figuraba en su lista negra; si era descubierto, poco o nada tenía que perder. Dión Casio escribe que antes de llevar a cabo su plan, los conspiradores debatieron el asunto de la sucesión con varios candidatos y que Nerva fue el elegido para sustituir al sanguinario Domiciano. Por lo tanto, si esto es cierto, aunque no tomara parte en la conjura, sí que estaba informado de ella. Nerva tenía ya una edad avanzada y su salud era delicada, sin embargo, en vista del estado en que había quedado el Imperio, sintió la responsabilidad de aceptar el cargo. El nuevo emperador se instaló en la antigua residencia de Vespasiano.
Su padre fue un destacado general que llegó a ser gobernador de Siria y allí fue donde el joven Trajano, con solo veinticuatro años obtuvo el mando de su primera legión. Con el tiempo fue ascendiendo y nombrado cuestor, pretor, legado… Fue tribuno militar destacado en tiempo de Domiciano y legado de la VII Legión Gemina en Hispania, con la que derrotó la revuelta de Antonio Saturnino en el 89. Fue cónsul en el 91 junto a Manio Acilio Glabrión. Nótese que a estas alturas del regreso de la monarquía, todavía existe el senado y la costumbre de nombrar, no uno, sino dos cónsules, a pesar de que el poder absoluto lo obstenta ahora el emperador. En el 96 Trajano se encontraba ya como gobernador en la frontera de Germania Inferior, una de las más problemáticas del imperio, a lo largo del Rin. Para aquellos entonces, Trajano era ya el mejor general de Roma y según se dice, es más que probable que Domiciano lo tuviera en su lista negra. Por suerte para él, Domiciano pasó a mejor vida y ahora era él quien marchaba sobre Roma para ser proclamado emperador.
1. Introducción
2. Domiciano
3. Nerva
4. A orillas del Rin
5. Las guerras dacias I
6. Las guerra s dacias II
7. Siete años de paz
8. La guerra contra los partos